18 de abril de 2015

Muse - Absolution (crítica)



Saludos, lectores (si es que alguno entiende la lengua castellana). Hoy tengo pensado darle calor a otro disco de Muse. Aunque lo cierto es que no es OTRO disco de Muse, sino EL disco de Muse. Su nombre es Absolution y es, en mi opinión, una obra maestra del rock alternativo y me atrevería a decir que uno de los mejores álbumes de rock progresivo de la década. El trabajo, lanzado en 2003, es el punto álgido de la carrera musical de los británicos, aunque también es aquí donde se vislumbran los primeros indicadores del desastre que aún está por llegar. Todo lo que sube, baja. Pero bueno, disfrutemos del momento y no adelantemos acontecimientos.

Cuando Origin Of Symmetry llegó a lo más alto, el trío ya tenía claro cuál era el camino que debía seguir a partir de entonces. Sin embargo, aún quedaban algunos aspectos que había que matizar, como esos magníficos arreglos orquestales que aún no se habían ganado un hueco en el corazón de Bellamy (es en Absolution donde lo consiguen) o esos no tan magníficos aunque sí omnipresentes sintetizadores (es lo que hay). De todo esto y de más hablaremos dentro de unos instantes.

Cabe destacar que las técnicas utilizadas en la grabación de este trabajo son cuanto menos extravagantes. Una de ellas consiste, mismamente, en sumergir a Dominic en una piscina con sus tambores para obtener una mejor calidad de sonido (digo yo, vaya). En lo referente a las letras, lo teológico y lo apocalíptico constituyen el tema central. Mira qué bien.

Bueno, venga, vamos a darle ya al análisis.

Intro: Un preludio para Apocalypse Please en el que escuchamos una especie de desfile militar. La verdad es que me parece magnífico de puro absurdo.

Apocalypse Please: Con un piano muy potente, una percusión de aúpa y un Matt francamente bueno al micro da comienzo Apocalypse Please. Esto promete. Los coros que no tardan en entrar son sencillamente magníficos y el estribillo, tremendamente épico. Los sintetizadores llegan con sus famosísimos arpegios (marca registrada) para otorgarnos un puente bastante interesante que ayudará a que la canción fluya. En conjunto, esta es una buena y contundente forma de abrir el disco. Sería de lo mejor del trabajo si este no estuviese plagado de genialidades. Cabe decir que el final es, cuanto menos, apocalíptico (¿Lo pilláis?).

Time Is Running Out: El riff que abre esta pieza es uno de los himnos de la banda. Es cautivador tocado por el bajo y acompañado por esa ligera percusión. Sin embargo, no es hasta el segundo cuarenta, al entrar la guitarra, cuando la canción demuestra de qué está hecha. Es por ello por lo que el estribillo constituye el punto álgido del tema. Los versos "Our time is running out / Our time is running out / You can't push it underground / You can't stop it screaming out" son una delicia. Cabe decir que la segunda estrofa también es magnífica, con esa guitarra distorsionada y esa batería tan potente. Sin lugar a dudas, la primera joya que encontraremos hoy.

Sing For Absolution: El piano abre una lenta y etérea balada que nos sitúa en el espacio exterior (por lo menos) y que disfrutaremos desde el primer hasta el último segundo. Además de tener un estribillo que es una delicia, esta es una de las pocas pistas en las que los sintetizadores merecen un aplauso por mi parte, ya que crean una ambientación sencillamente espectacular. El solo es (una vez más) dinamita, pero lo mejor no llega hasta el último minuto, con ese puente que pone la piel de gallina y que cerrará el tema de forma energética y contundente.

Stockholme Syndrome: Comienza con un duro riff de guitarra a la que se le unirá un potente bajo. En Stockholme Syndrome, Dominic brilla como pocas veces a la batería. La estrofa es fabulosa y el estribillo, tocado por sintetizadores, piano y no sé qué más, también es digno de mención. Resumiendo, de lo más heavy que ha hecho el grupo británico hasta la fecha y también de lo mejor, sin ninguna duda.

Falling Away With You: Para compensar, llega la serenidad y la armonía de Falling Away With You, con guitarra acústica y sintetizadores. La melodía es muy buena y el comienzo también, pero pierde calidad a medida que avanza. Aún así, bravo.

Interlude: Y llega un pequeño interludio (por llamarlo de alguna manera), que parece puesto aquí por el ayuntamiento.

Hysteria: Un demoledor riff de bajo es el encargado de abrir esta canción con tono oscuro y potente (cabe decir que Wolstenholme está impresionanante aquí). La estrofa es magnífica y el estribillo es, creo yo, lo mejor que han podido componer los británicos en toda su maldita vida. Bellamy entona unos energéticos versos que rezan "Cause I want it now / I want it now / Give me your heart and your soul / And I'm breaking out / I'm breaking out / Last chance to loose control" y que ponen los pelos de punta. Además de ser de lo mejor del trabajo, es mi segundo tema favorito de Muse (el primero está por llegar). Por ello, no me voy a dedicar a describir a fondo la canción, sino que vosotros vais a escucharla ahora mismo. Bueno, eso sí, el solo es sencillamente glorioso (no he podido evitar mencionarlo).

Blackout: Y este es el momento en el que la orquesta hace su aparición en otra balada en la que Matt canta dulcemente (o al menos lo intenta, el pobre), esta vez acompañado por una batería lenta y ligera. La guitarra hace unos arreglos bastante bonitos en la segunda mitad de la pista, lo que anima a continuar. En conjunto, una obra agradable y muy entretenida.

Butterflies And Hurricanes: Sintetizadores y orquesta abren esta pista con un tono algo oscuro y bastante prometedor. Me mola este principio. El trabajo vocal de Bellamy no está nada mal y, una vez más, bravo por Dominic y su batería. Butterflies And Hurricanes es, en conjunto, una pieza bastante chula (aunque puede que algo repetitiva) a la que merece la pena echar un vistazo. Cabe decir que el piano hace un papel espectacular durante el cuarto minuto.

The Small Print: Una vez más, riff de guitarra a la que se le unen el bajo y la batería y blablabla. ¡Pues no! ¡Nada de meterse con The Small Print! ¡Dejadla en paz! Sí, señores, mi canción preferida de los británicos es una incomprendida que ni siquiera aparece incluida en los Top 10 de Muse que muchos de vosotros habéis ido buscando por internet (no lo neguéis, no sirve de nada). Desde el primer hasta el último segundo, los pelos como escarpias, amigos míos, como escarpias. No perdáis el tiempo y escuchadla, que no lo lamentaréis. Aunque no posea grandes solos ni sintetizadores grandilocuentes (nos da un respiro en ese aspecto), en conjunto es la obra más sensata y perfecta que he podido encontrar en toda la discografía del trío. Merece la pena echarle un vistazo (o dos).

Endlessy: ¿Decadencia? ¿Dónde? En efecto, los sintetizadores llegaron para quedarse. Endlessy es una especie de balada popera (la primera de muchas) que se ha colado sigilosamente entre las paredes de Absolution. Predominan teclados, batería ligerita y voz dulzona, además de unos extraños coros cuyo origen desconozco. Pasad de largo, dando un rodeo al gran río, si es necesario.

Thoughts Of A Dying Atheist: Con un tono bastante alegre (a pesar de lo que pueda aparentar el nombre), llega Thoughts Of A Dying Atheist dispuesta a recobrar la energía que creíamos perdida en Endlessy. No lo consigue del todo, pero al menos lo intenta. Eso sí, cabe decir que la guitarra presente durante toda la estrofa actúa como acompañamiento perfecto y la verdad es que el solo que se marca esta misma en medio de la canción está francamente chulo. Por lo demás, tampoco es nada del otro mundo, así que venga, circulando.

Ruled By Secrecy: Benditos arpegios de piano y sintetizador que abren de nuevo esta pista. ¿Otra balada más? En efecto, aunque algo más soporífera que las demás. El ritmo predominante es muy pero que muy lento y digno de una nana. Más que cantar, lo que Matt hace aquí es susurrar versos que conseguirán dormirnos a la larga. Le sobran un par de minutos de duración para que sea fácilmente digerible. Sin embargo, escucharla no constituye ninguna tortura, de modo que tampoco es necesario huir desesperadamente de ella. Dejad ya las flexiones de rodilla.

En conclusión, Absolution es el disco más heavy de la banda y yo opino que el mejor. Algo querrá decir. Sé que muchos no comparten mi opinión y prefieren The 2nd Law o The Resistance (de los cuales hablaré), pero bueno, para gustos colores. Lo mejor y más digno de mi bendición es: Time Is Running Out, Sing For Absolution, Stockholm Syndrome, Hysteria y The Small Print.

NOTA: 9

Opino que a este álbum le sobran algunos temas, principalmente en la segunda mitad, ya que va perdiendo calidad a medida que avanza. Pudiendo haber hecho un disco perfecto de cuarenta minutos, los británicos han preferido hacer uno de cincuenta que roza la cima. Pues nada, ellos sabrán. Aún así, recomendable hasta la saciedad.

Fin de la historia. Como ya dije, las críticas sobre los demás discos de Muse aún están por llegar. También la de Drones, que será lanzado en mes y medio escaso. Mientras tanto, se despide un servidor de todos aquellos que han estado... ¿Eh? ¿Hola? Apaga las luces, anda.

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