27 de julio de 2015

The Strokes - Angles (crítica)



Saludos, lectores (si es que alguno ha logrado sobrevivir a unas vacaciones sin peripecias). Hoy toca darle calor (es gracioso porque es verano) al poco afortunado Angles de The Strokes. Este disco fue lanzado allá por el año 2011 y tuvo una recepción bastante cañera por parte de la crítica. Muchos acusaban a este álbum de romper el esquema inicial de la banda y de echar por la borda todos los buenos años de blablabla. Sin embargo, yo considero que este trabajo abre una nueva etapa en la historia de The Strokes. Una etapa bastante más mediocre y sinsentido que la anterior, pero una nueva etapa, al fin y al cabo. La intención es lo que cuenta.

Nos situamos en el año 2006. La banda comenzó a tener serios problemas tras el lanzamiento de First Impressions Of Earth y la relación entre los componentes del grupo fue tensándose cada vez más y más. Es por ello por lo que decidieron cortar por lo sano y separarse. A partir de entonces, los neoyorquinos comenzaron a grabar en solitario. La sorpresa llegó en 2009, cuando Casablancas logró convencer a sus viejos colegas para que se rejuntaran. Aquel fue el nacimiento del disco que hoy nos ocupa.

El álbum, fíjate que curioso, fue grabado en la casa del guitarrista rítmico de la banda, Albert Hammond Jr. Cabe decir que Casablancas trató de distanciarse bastante del resto del grupo para que estos se viesen obligados a tomar la iniciativa (qué estratega).

Y llega el momento del género. Este disco se caracteriza por la abundancia de sintetizadores y arreglos electrónicos (¡NOOOO!). Se podría decir que nos encontramos frente a una extraña deformación indie pop bastante poco afortunada. Aún así, os diré algo: este disco no es tan malo como parece. De hecho, tiene un par de cortes que merecen alabanzas.

Sin más dilación, que comience el espectáculo.


4 de julio de 2015

Imagine Dragons - Smoke + Mirrors (crítica)



Saludos, lectores (si es que alguno todavía finge algún tipo de interés por este blog). La crítica de hoy gira en torno al segundo trabajo de Imagine Dragons, que fue lanzado a principios de 2015. En efecto, hablo del famosísimo Smoke + Mirrors. La verdad es que este álbum me impactó bastante en su día. Yo antes pensaba que Imagine Dragons era una banda comercial de pop dulce y facilón. Pero, cuando escuché este disco, me di cuenta de que la cosa no iba de ese palo. ¿El qué? ¡No, no! No me malinterpretéis. Imagine Dragons siguen siendo tan comerciales y poperos como siempre. Lo que pasa es que estos muchachos por fin han encontrado el verdadero sentido del rock and roll. ¿Veis por dónde van los tiros? Bien.

Nos situamos hace un par de añitos. Night Visions lo estaba petando cosa mala. No había ni un solo anuncio en el que no apareciese On The Top Of The World. Todo el mundo tarareaba Demons como loco sin tener ni la más mínima idea de lo que decía la letra. Radioactive era tocada en directo cerca de siete veces por minuto en cada municipio. El prado estaba sembrado, claro que sí. La semilla de Imagine Dragons estaba dando su fruto. Pero la cosa iba a cambiar. Estos muchachos no se iban a conformar con aparecer en todas las radios del mundo. Ellos querían más. Querían más rock and roll y menos chunda chunda (sigue habiendo chunda chunda). Querían guitarras de verdad, y no esas extrañas trompetas experimentales que nos pretendían colar en Night Visions. Estos muchachos querían cambio. Por desgracia, la cosa se ha quedado a medio camino.

En lo referente al género, tenemos una deliciosa ensalada vegetariana de pop rock de entrante, un poderoso y artificial hard rock de segundo y una especie de sustancia folk acústica sumamente inquietante de postre. La cosa es así. Siguen siendo Imagine Dragons.

Vamos allá con la crítica, sí señor.