
Saludos, lectores (si es que alguno ha logrado sobrevivir a unas vacaciones sin peripecias). Hoy toca darle calor (es gracioso porque es verano) al poco afortunado Angles de The Strokes. Este disco fue lanzado allá por el año 2011 y tuvo una recepción bastante cañera por parte de la crítica. Muchos acusaban a este álbum de romper el esquema inicial de la banda y de echar por la borda todos los buenos años de blablabla. Sin embargo, yo considero que este trabajo abre una nueva etapa en la historia de The Strokes. Una etapa bastante más mediocre y sinsentido que la anterior, pero una nueva etapa, al fin y al cabo. La intención es lo que cuenta.
Nos situamos en el año 2006. La banda comenzó a tener serios problemas tras el lanzamiento de First Impressions Of Earth y la relación entre los componentes del grupo fue tensándose cada vez más y más. Es por ello por lo que decidieron cortar por lo sano y separarse. A partir de entonces, los neoyorquinos comenzaron a grabar en solitario. La sorpresa llegó en 2009, cuando Casablancas logró convencer a sus viejos colegas para que se rejuntaran. Aquel fue el nacimiento del disco que hoy nos ocupa.
El álbum, fíjate que curioso, fue grabado en la casa del guitarrista rítmico de la banda, Albert Hammond Jr. Cabe decir que Casablancas trató de distanciarse bastante del resto del grupo para que estos se viesen obligados a tomar la iniciativa (qué estratega).
Y llega el momento del género. Este disco se caracteriza por la abundancia de sintetizadores y arreglos electrónicos (¡NOOOO!). Se podría decir que nos encontramos frente a una extraña deformación indie pop bastante poco afortunada. Aún así, os diré algo: este disco no es tan malo como parece. De hecho, tiene un par de cortes que merecen alabanzas.
Sin más dilación, que comience el espectáculo.